lunes, 28 de abril de 2008

ciudad de palabras (no.12)


la memoria es una gran bendición peter. lo mejor después de la muerte
ciudad de cristal
paul auster (1985)

la cita es pronunciada por un hombre roto con memoria de cristal
hombre incapaz de recordar al hombre que tiene en frente y con el que ha dialogado esa misma mañana
peter stillman deambula por las calles de la ciudad de nueva york
recogiendo trozos de cosas inservibles
ejemplos de inutilidad y desperdicio humano
su búsqueda, sin embargo, es compleja
pero incapaz de sobrevivir
su verdadera búsqueda reside en las palabras

la mayoría de la gente no presta atención a esas cosas. creen que las palabras son como piedras, como grandes objetos inamovibles sin vida, como mónadas que nunca cambian.
-las piedras cambian. el viento y el agua pueden desgastarlas. pueden erosionarse. pueden machacarse, pueden convertirse en pedazos, en grava, en polvo

las palabras que dan nombre y significan se deshacen y retuercen desde las primeras líneas
daniel quinn es william wilson es max work es paul auster es peter stillman
es nadie
otro hombr-escindido
otra cosa-caos

porque nuestras palabras ya no se corresponden con el mundo. cuando las cosas estaban enteras nos sentíamos seguros de que nuestras palabras podían expresarlas. pero poco a poco estas cosas se han partido, se han hecho pedazos, han caído en el caos. y sin embargo nuestras palabras siguen siendo las mismas. no se han adaptado a la nueva realidad. de ahí que cada vez que intentamos hablar de lo que vemos, hablemos falsamente, distorsionando la cosa misma que tratamos de representar. esto ha hecho que todo sea confusión y desorden.

un hombre huevo más en la ciudad de nueva york
en cualquier sitio
emprendiendo la aventura detectivesca
(todos somos búsqueda)
donde la pérdida es tan contundente como nulo es el hallazgo

porque todos los hombres son huevos, en cierto modo. existimos, pero aún no hemos alcanzado la forma que es nuestro destino. somos puro potencial, un ejemplo de lo por venir[...] humpty dumpty también es un ser caído. se cae del muro y nadie puede volver a juntar los pedazos [...] pero eso es lo que debemos esforzarnos en conseguir

aunque la empresa es infructuosa las huellas siguen latentes ante los ojos de quien busca
(stillman-auster-quinn-work-wilson: sólo son nombres)
e insiste en ella
perdiéndose en el eterno laberinto de cristal
-frágil, transparente, engañoso-
laberinto del decir
de palabras y de memoria
humpty dumpty bosqueja el futuro de las esperanzas humanas y da la pista para nuestra salvación: convertirnos en los amos de las palabras que decimos, hacer que el lenguaje responda nuestras necesidades.
ocultar las ruinas de la torre de babel
y recordar eternamente

todas las citas fueron tomadas de "ciudad de cristal" de paul auster, anagrama. esta novela es la que abre "la trilogía de nueva york", conformada también por "fantasmas" y "la habitación cerrada"
imagen: "ciudad y niebla" de raquel saéz fliquete

miércoles, 16 de abril de 2008

beloff recuerda (no. 11)


escribo por escribir, simplemente para recordar, sin ningún plan preconcebido

a los 85 años angelina beloff aún recordaba su infancia en el norte de rusia, presenciando desde su ventana aquellas noches blancas tan entrañablemente evocadas por dostoievski, luego vendría la familia, los viajes, las primeras aproximaciones a la pintura y entre ellas, el irremediable encuentro con diego rivera

en aquella época diego no estaba tan gordo como años después. maría y él hablaban en español y yo no entendía una palabra de ese idioma. (1909, brujas)


retomo las memorias de beloff* luego de la reconstrucción/reciclaje que poniatowska hace de aquella historia entre angelina y diego en querido diego, te abraza quiela

los personajes son distintos casi en su totalidad, sin embargo en ambas reconstrucciones de la misma historia permanecen rastros de lo que fueron esos diez años juntos como amantes y como artistas

diego decía "uvas con queso saben a beso", pero yo no estaba conforme con aquella dieta [...]en aquella época vivíamos felices, trabajando y paseando [...] hablábamos de pintura, de sus problemas y sus dificultades, y discutíamos de otros muchos temas más, que a su vez, traín a colación otros problemas... (verano de 1913, toledo)


lo de-más es retomado por angelina con la simpleza de la distancia y el tiempo, pero con la ternura de lo entrañable

yo disfrutaba todas esas relaciones interesantes y mi amistad con la gente solía durar más que la de diego. creo que él se interesaba en la gente mientras sabía que podía nutrir su espíritu con la relación, pero perdía todo interés cuando sentía que aquella fuente se había agotado. (1913, parís)

y la pesantez de lo terrible

la guerra continuaba y se dejaban sentir algunas restricciones, pero todavía no muy severas. algunos de los pintores conocidos nuestros habían sido movilizados [...] cuando llegaban de permiso, no tenían ganas de hablar de la guerra. habían estado demasiado cerca de la muerte [...] (1915-16, españa)

mi hijo murió en octubre de 1917, cuando tenía un año cuatro meses (1917, parís)

aquella noche no pudimos dormir por el estruendo de los cañones y el espectáculo que nos ofrecía aquel cielo rojo atravesado por luces fugaces. (1917-18, parís)


luego de la guerra, los viajes, las exposiciones y la separación -tan inevitable como necesaria- y el camino pendiente por recorrer rumbo a méxico

yo empezaba a acostumbrarme a mi trabajo, y como la gente me veía como una novedad y además era "primera mujer de diego rivera", me invitaban a todas partes. (1932, méxico)

y bajo este título permanecería en méxico desarrollando su obra pictórica, dando clases y sobreviviendo siempre en silencio

muchas veces encontraba a diego en méxico; no le reproché nada pero siempre me burlaba un poco de él -ésa era mi venganza. ahora lo siento, pero la vida de diego en méxico era ajena a la mía; él siempre estaba rodeado de gente que le alababan, mujeres que codiciaban llevar su apellido y yo luchaba trabajando y pintando (hacia 1964, méxico)


*todos los fragmentos son tomados de las memorias de angelina beloff, publicadas en el 2000 por la unam
*imagen: retrato de angelina beloff, (1909) por diego rivera

martes, 8 de abril de 2008

manual del ave de mal agüero (no. 10)







la poesía sin esperanza no vale la pena
dice josé díaz cervera
yo no sé que cosas valen la pena sin -algo de- poesía
tampoco sé si la esperanza es posible sin poesía
sencillamente retomo algunas palabras de aquel diálogo entre josé y rubén reyes ramírez y que introduce tanto a la persona de josé como a su ejercicio poético, concretamente a los poemas que conforman el manual del fingidor*

aquí fingir es dejar fluir
convivencia/correspondencia de voces que surgen cantando desde el interior
voces contradictorias de lo que se ha apagado
de lo que renace en las sensaciones de la memoria
el poeta es un ave de mal agüero que se cruza en nuestro camino para hacernos olvidar que nuestra existencia está impregnada de olvido

de ahí la insistencia de la poesía latente en cada recuerdo
de ahí los abismos que nos sobrevuelan
en el manual del fingidor
habla la soledad, habla también la sordidez, la inocencia, habla la parte más grotesca que todos cargamos como un pequeño o gran lastre; pero también habla el placer, habla el gozo, habla la armonía
todas éstas, voces que se van conjugando en distintos estadios
en calles con ceguera de semilla subcutánea
que apenas va naciendo
hay éter y medusas donde debiera estar tu nombre,
que es un grano de sal sobre mis ojos.
(semillas)
en la lluvia que cae para no morir
pero que en muchas formas, mata
yo no puedo, Señora, decirte si el deseo
es la fracción de nombre que todos compartimos;
no sé si el verano decidió dejar toda su lluvia
en una esquina, más tengo la sospecha que en tu pie desnudo
habita un agua carnívora y violenta.
(capítulo I. lluvia ácida)

en el silencio
y si me llaman beso, me quedaré callado.
(capítulo II. cantar de tema fallido)

y en la burbuja que nos atrapa de un momento a otro
como fraguando la noción del tiempo,
todo pasa en la calle y nada pasa
como pasa el amor tras el opaco
vitral de la demencia y el deseo [...]
(capítulo III. nudos)

como para fingir un des/encanto
un deseo de escuchar hacia otro lado,
en cualquier otra esquina, las voces de las cosas
todo es provisional cuando un hombre se para en una esquina
a mirar los ojos turbios de los autos.
(capítulo IV. elegía casi grotesca)


así, sencillo,
como un dolor mirándose al espejo.
(elegía. capítulo V. un uterino asombro sin orillas)

no lo olvido:
soy un incendio de espuma sin destino.
(capítulo VI. epístola)
*todas las citas son tomadas de: díaz cervera, josé, manual del fingidor, recop. rubén reyes ramírez, uady, méxico, 1997
*imagen: "el paseo", marc chagall